A lo largo del
primer Bloque de aprendizaje del curso de Convivencia del INTEF hemos
reflexionado sobre la participación, la convivencia y el aprendizaje
en nuestros Centros. Yo lo he hecho pensando en los Centros que
asesoro como orientadora.
He intentado analizar cómo se gestiona la diversidad, cómo se establece la comunicación entre los distintos sectores de la Comunidad Educativa y cómo todo influye en el clima que se respira en el Centro y en la Convivencia que se establece.
Reflexionando sobre mi propia experiencia y leyendo las aportaciones de mis compañeros y compañeras del curso pienso que en la mayoría de los centros tienen superado el modelo disciplinar de convivencia, aunque aun persisten prácticas basadas en jerarquías y el papel de la autoridad, habiendo evolucionado a un modelo mediador que incluye el diálogo entre tod@s, pero que permanece en normas impuestas por los considerados especialistas.
El modelo dialógico implica una colaboración plena y real de tod@s, que participan desde el principio en el proceso de elaboración de normas y en la búsqueda de estrategias para afrontar los conflictos de manera constructiva, y busca la prevención a través de la creación de un clima colaborativo y participativo. Es un modelo de éxito, ya probado en los Centros convertidos en Comunidades de Aprendizaje, que resulta deseable para todos los Centros, pero que precisa de un camino largo y complejo para lo que se necesita motivación y estímulo en todos los que conforman la Comunidad Educativa. Es posible, puesto que ya hay muchas Comunidades de Aprendizaje puestas en marcha en los que funciona este modelo.
Respecto de la atención a la diversidad, en mis centros lo habitual son los equipos mixtos y los apoyos especializados a los acneaes dentro y fuera del aula en grupos pequeños. La inclusión en mis centros está todavía lejos; se han dado pasos, puesto que el profesorado pone en práctica estrategias metodológicas y adaptaciones en las evaluaciones para atender a la diversidad dentro del aula, pero se sigue percibiendo la diversidad como un obstáculo, algo a superar no a incluir.
Pensando en los sueños que quisiera para mis Centros me quedo con los actos comunicativos dialógicos; para mi son la clave. Si cuando nos comunicamos somos capaces de situarnos frente a los otros percibiéndolos y valorándolos como nos valoramos a nosotros mismos (ni más ni menos), el diálogo y la comunicación se convierten en un verdadero acto colaborativo, rico y creativo, que puede lograr soluciones compartidas y apoyadas por todas las personas participantes.
Podéis consultar un buen artículo sobre los actos comunicativos dialógicos y un meme con este sueño en esta entrada del blog:
https://veorientadora.blogspot.com.es/2016/09/actos-comunicativos-dialogicos-versus.html
En el análisis de la gestión de la Convivencia y el Aprendizaje de mis Centros, reconozco ciertas fortalezas, tales como el afrontamiento de todos los conflictos mediante el diálogo, la implicación del Equipo Directivo y su amplio conocimiento de las dinámicas de sus Centros, o la elaboración de normas basadas en este conocimiento buscando el equilibrio entre los intereses de todas las partes implicadas. Respecto de la gestión de la diversidad, creo que es una fortaleza que el alumnado con discapacidad pueda escolarizarse en la escuela ordinaria, así como que toda la Comunidad Educativa acepte e incluya en sus actuaciones a todas las personas independientemente de sus creencias, raza, identidad sexual o capacidades.
Por otra parte detecto debilidades en el modelo de convivencia y de enseñanza-aprendizaje, como por ejemplo que no se estimula realmente la participación y el sentido de pertenencia, y que el profesorado no se siente valorado ni preparado para trabajar en el aula con la diversidad que se les presenta.
Aquí tenéis una infografía con un resumen de estas fortalezas y debilidades del modelo de convivencia que he analizado.
Pienso que para aprovechar las
fortalezas es necesario trabajar para lograr la evolución desde el modelo de comunicación actual a un modelo dialógico, utilizando los cauces ya existentes y haciendo reflexionar sobre las actitudes y creencias, que la mayoría de las veces son inconscientes, ya que la necesidad de diálogo es aceptada mayoritariamente.
Por otro lado me temo que superar las
dificultades es algo más complejo. Entiendo que impulsar la comunicación dialógica tendría efectos sobre una participación real y el sentido de pertenencia, pero la motivación del profesorado y de las familias requiere de un compromiso mucho mayor y de la implicación de las administraciones educativas.
Los cambios en la formación inicial y continua del profesorado y el cambio en las estructuras organizativas de los centros para que la participación de las familias sea posible, me parece imprescindible para lograr que los maestros y maestras, los profesores y profesoras, las madres, padres, abuelos, alumnado, personal de administración y servicios... en definitiva toda la Comunidad Educativa, se motive y colabore en la construcción de una Escuela para tod@s.
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